jueves, 26 de mayo de 2016

PRI Y PAN ALIMENTAN A LA IZQUIERDA


Guillermo Valdés Castellanos
Uno de los resultados más comentados de la elección, que ya está volviendo vox pópuli, es que Morena desfondó al PRD, en especial en la Ciudad de México, ya que el partido de Los Chuchos se quedó con 11.5% de los votos y el de López Obrador, 8.8%. Como la votación histórica del PRD ha oscilado entre 18 y 20% en las elecciones federales intermedias, no es difícil concluir, en primera mirada, que los sufragios de Morena provienen de su ahora adversario (¿enemigo?) político. Sin embargo, esa afirmación solo es parcialmente cierta.

Las posiciones ganadas por éste partido en el Distrito Federal se las arrebató a los perredistas y, en ese sentido, efectivamente Morena desvalijó al PRD. De eso no cabe la menor duda. Lo que no es cierto es que los votos con que realizó el despojo hayan pertenecido anteriormente al perredismo. Es necesario ir a los resultados de las elecciones federales estado por estado, para averiguar de dónde obtuvo su fuerza el partido lopezobradorista.  Es necesaria una doble mirada.

Morena obtuvo, en números redondos, 3.3 millones de sufragios; la mitad de ellos los consiguió en tres entidades: el Distrito Federal (770 mil, 23% de su votación total); Estado de México (580 mil, 17%) y Veracruz (313 mil, 9%). El PRD obtuvo 4.3 millones de votos. La sorpresa es que la votación perredista obtenida en 2009 –la elección intermedia de hace seis años, con la cual es comparable la del 7 de junio pasado- es de 4.2 millones de votos; es decir, no sólo disminuyó, sino que creció en términos absolutos en 100 mil votos.

En 2009, el PRD sacó 755 mil sufragios en el Distrito Federal y el domingo antepasado obtuvo 645 mil, es decir, 110 mil menos que pudieron irse a Morena, cifra muy menor a los 770 mil votos lopezobradoristas. ¿De dónde sacó los otros 660 mil? Del PT, que disminuyó su votación en la capital en 250 mil sufragios; del PRI, que redujo su votación en 100 mil, y del PAN, cuya votación capitalina decreció 170 mil. En total Morena les restó 630 mil votos a los partidos y se llevó 140 mil nuevo electores.

Con números distintos, pero la historia en el Estado de México es similar; los principales aportadores a la votación de Morena (580 mil votos) son el PRI y el PAN con 450 mil sufragios, y en menor medida el PRD (40 mil). En Veracruz, el PRI pierde 400 mil votos y el PAN 300 mil; Morena obtuvo 310 mil; el PRD creció 150 mil. En Baja California, Morena tuvo 100 mil votos, 45 perdidos por el PAN, 45 mil por el PRI y 12 mil por el PRD.

Detrás de estos números hay tres hechos muy relevantes. Primero, Morena no canibalizó la votación perredista; las estructuras partidistas y clientelares que conforman su voto duro resistieron, en términos generales, el embate. Segundo, aunque en el caso de la elección federal en los números grandes no hay retroceso, las pequeñas pérdidas del PRD en muchos distritos fueron suficientes para que el PRI o Morena se llevarán las diputaciones, ya que sus triunfos hace tres o seis años habían sido por márgenes muy pequemos. Reducción marginal pequeña, impacto político relevante.

Tercero, fragmentada, pero la izquierda creció mucho: de 6.3 a 11.2 millones de votos entre 2009 y 2015; pasó de 19.5 a 30%. De esos 5 millones de votos extras (3.3 de Morena y 1.6 millones que ganó Movimiento Ciudadano, principalmente en Jalisco), casi la mitad se los obsequiaron PRI y PAN, que perdieron en su conjunto 2.3 millones.


El que tenga oídos que oiga.


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